Una de nuestras últimas bodas del mes de octubre fue la de Jessica y Jesús. Una pareja que había decidido darle una segunda oportunidad al amor, siempre de la mano de sus respectivas hijas.
Jessica apareció en la finca Soto de Bruil en un coche de época blanco, acompañada de su hija y su padre, mientras Jesús la esperaba ansioso ya que quería ver lo increíblemente guapa que iba a estar su mujer.
Una vez finalizada la ceremonia, durante la cual ellos no paraban de mirarse, darse la mano y decirse cuánto se querían, Jessica decidió darle una sorpresa a su marido, entrando al cóctel con una de las cosas que más le gustaban a él, ¡La batucada!
Esta no iba a ser la única sorpresa que los novios se harían, ya que momentos antes de terminar el banquete, Jesús le regaló a Jessica algo que nadie comprendió pero que para ellos tenía el mayor de los sentidos, ya que él le estaba proponiendo ampliar la familia.
Se podría decir que ellos eran muy detallistas, ya que eligieron con mucho mimo y cariño regalos a sus familiares más cercanos, a sus amigos y amigos de sus hijas, incluyendo una dedicatoria a cada uno de ellos.
Cuando comenzó la discoteca, ninguno de los presentes paró de mover el esqueleto, ni los más pequeños, y no dieron descanso al fotomatón ya que la ocasión lo merecía, había que llevarse un grato recuerdo de aquel día.
Todas las decoraciones tenían un estilo rústico, pero eso no significa que todo estuviera en tonos verdes y madera ya que, siguiendo con las flores que llevaba el ramo de novia, se añadió un toque de color con rosas naranjas y fucsias y hortensias verdes.
Jessica no paró de repetirnos que nunca se iba a olvidar de nosotros ya que habíamos formado parte de uno de los días más felices de su vida, pero la verdad es que nosotros tampoco podremos olvidarnos de ellos por tratarnos tan bien y hacernos partícipes de aquel gran día.
Fotografías: Ferrandmayor